Uno de los puntos de partida de la obra es reinterpretar todos los espacios del teatro como espacios escénicos, en pro de la intimidad y la cercanía entre intérprete y espectador. Para esto, las escenas irán realizándose en paralelo en diferentes habitáculos del teatro. Cada uno de los intérpretes realizará simultáneamente una parte de la obra, a un reducido grupo de personas con la intención de posicionar al espectador y que sea el propio espectador quien decida que hacer después de esta escena.
La historia será narrativa, y multilineal. El público irá decidiendo el transcurso de ésta a través de momentos puntuales en el que se le plantearán elecciones posibles. Grupos concretos del público conocerán historias diferentes que irán entrelazándose según su propia interacción con la historia y sus decisiones, creando en el público grupos de opinión.
En escena habrá una bicicleta y la historia se desarrollará en torno a las relaciones de los interpretes, del público y del personaje de «el tío Pep» con ella.
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